ESRUDIOS MALVINENSES

Autor: DÍAZ ARAUJO, ENRIQUE

Editorial: GLADIUS

I.S.B.N: 978-9876590747

Nro. de Páginas: 310

Tamaño: 15,5 x 21 cm

Tapa: Blanda

Idioma: ESPAÑOL

 

SINÓPSIS

¿Qué duda cabe que abril de 1982 marcó un antes y un después en el tema malvinero,, y de consiguiente, en la historia contemporánea de la República Argentina? Si se parte del hecho evidente de que el archipiélago austral irredento configura la principal cuestión política de la Nación, los demás sucesos de nuestra época cobran valor (positivo o negativo) y se encolumnan tras aquella. Puesto así el asunto, el intento fallido de recuperación del 2 de abril de 1982, es la divisoria de aguas. O fue una fiesta nacional, con mandato pendiente, o fue un lamentable hecho del pasado pisado, del cual lo único rescatable fue el dolor parecido por los “chicos de la guerra”, y que, por lo tanto, no se debe reiterar. El MI6, de los servicios de espionaje británicos, ha financiado película nativas para ilustrar este segundo mirador, “iluminado por el fuego”. Empero, a pesar de la intensa campaña de desmalvinizacion, la mayoría de la población civil persiste en su sentida evocación patriótica. Visiones, cosmovisiones. Una grieta profunda las divide. Los que están contra las Fuerzas Armadas propias, por diversas motivaciones (partidocráticas,hedonismo pacifista, castro-comunismo, anarquismo, etc.), no se retienen en su censura hacia aquella experiencia bélica. Los que se basan en los términos geográficos-históricos, nunca aceptarán la usurpación de 1833, y, en consecuencia, junto al reclamo reivindicatorio, aplaudirán los episodios de 1982, en cuanto y en tanto propiciaron la aparición de un heroísmo de epopeya. No hay transacción. Configuran dos formas opuestas de entender el país. “Ubi bene, ibi patria”, o la Patria son “la tierra y los muertos”.

Bien; así están las cosas. Cada quién sabrá Cuál es su lugar en el mundo. El autor lo sabe, y desde joven ha militado del lado de la Grande Argentina, en particular en el bando recuperatorio de las Malvinas. Sin embargo, no ha dejado de advertir que este sector, acrisolado en su sentimiento, no ha abundado en razonamientos pertinentes. “Las Malvinas son argentinas” y se conforman con la frase. El presente libro tiende a cubrir ese vacío intelectual. Firme el corazón, podrán tener altas las frentes, y continuar sin cesar en la brega por la causa justa.

Estudios Malvinenses

$12.000,00
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SINÓPSIS

¿Qué duda cabe que abril de 1982 marcó un antes y un después en el tema malvinero,, y de consiguiente, en la historia contemporánea de la República Argentina? Si se parte del hecho evidente de que el archipiélago austral irredento configura la principal cuestión política de la Nación, los demás sucesos de nuestra época cobran valor (positivo o negativo) y se encolumnan tras aquella. Puesto así el asunto, el intento fallido de recuperación del 2 de abril de 1982, es la divisoria de aguas. O fue una fiesta nacional, con mandato pendiente, o fue un lamentable hecho del pasado pisado, del cual lo único rescatable fue el dolor parecido por los “chicos de la guerra”, y que, por lo tanto, no se debe reiterar. El MI6, de los servicios de espionaje británicos, ha financiado película nativas para ilustrar este segundo mirador, “iluminado por el fuego”. Empero, a pesar de la intensa campaña de desmalvinizacion, la mayoría de la población civil persiste en su sentida evocación patriótica. Visiones, cosmovisiones. Una grieta profunda las divide. Los que están contra las Fuerzas Armadas propias, por diversas motivaciones (partidocráticas,hedonismo pacifista, castro-comunismo, anarquismo, etc.), no se retienen en su censura hacia aquella experiencia bélica. Los que se basan en los términos geográficos-históricos, nunca aceptarán la usurpación de 1833, y, en consecuencia, junto al reclamo reivindicatorio, aplaudirán los episodios de 1982, en cuanto y en tanto propiciaron la aparición de un heroísmo de epopeya. No hay transacción. Configuran dos formas opuestas de entender el país. “Ubi bene, ibi patria”, o la Patria son “la tierra y los muertos”.

Bien; así están las cosas. Cada quién sabrá Cuál es su lugar en el mundo. El autor lo sabe, y desde joven ha militado del lado de la Grande Argentina, en particular en el bando recuperatorio de las Malvinas. Sin embargo, no ha dejado de advertir que este sector, acrisolado en su sentimiento, no ha abundado en razonamientos pertinentes. “Las Malvinas son argentinas” y se conforman con la frase. El presente libro tiende a cubrir ese vacío intelectual. Firme el corazón, podrán tener altas las frentes, y continuar sin cesar en la brega por la causa justa.